Resulta que leyendo una serie de pautas sobre como mejorar los hábitos de estudio me encuentro con este consejo respecto a la iluminación de la mesa de trabajo que reproduzco literalmente:
“Si se utiliza luz artificial es muy aconsejable un flexo o lámpara sobre la mesa de unos 60/90 vatios. Si es azul, aún mejor. Conviene evitar dos extremos, pobreza de luz que fatiga y perjudica la vista o intensidad de luz muy grande que deslumbra y causa los mismo o peores efectos”
Es llamativo que a finales del 2016 todavía se piense en la iluminación teniendo sólo en cuenta la potencia eléctrica que consumen las lámparas. Además esas potencias de 60 a 90 vatios están descartadas en Europa desde septiembre de 2011. Lo del color azul me parece espantoso, una temperatura tan fría conseguirá hacer sentir a quien la utilice que está estudiando dentro de un frigorífico.
Las lámparas a estas alturas se compran según los lúmenes que proporcionan, y no hay opción más interesante en su relación con la potencia que consumen que las que ofrecen las de tecnología LED. Vamos a ilustrarlo con un ejemplo práctico.
Pongamos que tenemos un flexo con una lámpara LED cálida 2700 ºK que ofrece 806 lm consumiendo 9W y una lámpara integrada LED más blanca 5500 ºK capaz de proporcionar 300 lm con un consumo de 5W. ¿Ofrecen ambas una iluminación adecuada en el plano de trabajo? Bien, esto en principio implica que deberían garantizar mínimos de intensidad lumínica entre 300 y 500 lux dependiendo de la precisión de los trabajos que se vayan a realizar.
Medimos fijando una distancia de 40 cm y comprobamos que ambas superan los mínimos. Queda claro que con la de 5 w consumimos menos energía y obtenemos 698 lux. Pero la cuestión de la temperatura tiene mucho que ver con el confort visual así que no viene de más tratar este aspecto con más detalle viendo como iluminan un patrón de imagen.
La luz cálida otorga a los blancos un tono anaranjado y reduce los contrastes. Una luz más fría hace que las líneas sobre fondo blanco se vean con mayor claridad, los colores sólidos son más intensos pero menos naturales. Esto último se aprecia mejor cuando vemos rostros humanos iluminados por fuentes de luz de diferente temperatura.
Si estás trabajando con esquemas seguramente prefieras la solución a 5500 ºK, pero para una lectura de texto o imágenes sobre papel a la larga es más agradable una fuente de luz más cálida que permita ver a las personas con un aspecto menos pálido. En iluminación de aulas se debe optar por un valor intermedio o neutro entre 4000 y 4500 ºK.
Si vas a sustituir la lámpara de tu flexo por una LED necesitas fijarte en los lúmenes que te va a ofrecer y tener en cuenta la distancia con respecto al plano de trabajo, tu escritorio. Para convertir a lux puedes emplear calculadoras como esta de Banner. A continuación elige la temperatura de color que más se ajuste a tus preferencias o asegura eligiendo un valor neutro. Finalmente fíjate en los vatios y en el precio, cuanto menor, mejor. Me refiero a la potencia, no al precio….
Y un último consejo para los pitufos y pingüinos, 10.000 ºK es vuestro azul ideal.